MINIMALIAS Y MAXIMALIAS: The Clinic se desubicó

Confieso que soy de aquellos que celebran los disparates que ponen en The Clinic, esa irreverente publicación que dirige Patricio Fernández. Admiro buena parte de lo que contiene. Pero esta vez tengo que pegarle un palo. En la última edición, aparecida hoy mismo, se ríen en portada de Tito Beltrán y el juicio que está afrontando en Suecia por supuesta violación de una muchacha que trabajaba con él. No pueden ser tan desubicados. Lo que corresponde, a mi modo de ver, es reírse después que la sentencia se dicte, lo que ocurrirá el 12 de febrero, y no me cabe duda que el gran tenor es inocente, y hay mucha gente que quiere cagarlo porque sí y porque no, incluídos unos neonazis que lo han amenazado de muerte, gente asquerosa que no merece estar en este mundo, que se creen dueños de la verdad, que se sienten con poder para ofender a los que son diferentes. Volviendo a este garrote que doy, recuerdo otros dos momentos erráticos en la historia del Clinic: cuando, para mofarse de Eduardo Bonvallet, pusieron una foto de una tumba perteneciente a un pariente francés del ex técnico de Deportivo Temuco, y la malévola hoja donde Ángel Carcavilla disparaba dudosamente contra Sergio Lagos y lo que hacía entonces en Chilevisión. Por esta vez, puta que la cagaron.