CAJA MALDITA: La Liga

Clarísimo está: la gente de la productora argentina Cuatrocabezas ha invertido muy bien al operar acá. Es cosa de ver cómo han funcionado las versiones chilenas de sus espacios, léase CAIGA QUIEN CAIGA (el domingo pasado comenzó el ciclo 2007), esa adaptación de El Rayo que fue PLANETARIO (¿cuándo te volveremos a ver, María Paz Bañados?), y ahora se trajeron LA LIGA (Mega, jueves 22:20). Quienes forman el equipo conductor son: el siempre lo-profile Roka Valbuena, el ex cecuceísta Pablo Mackenna, la actriz Blanca Lewin y el periodista de combate, lo digo por lo de Irak, Rafael Cavada. Cada uno de ellos vive una experiencia singular en torno a algún tema. En el primer capítulo se abordó el problema de quienes viven en torno a la basura. Blanca salió con una cartonera, Roka habló con los que aprovechan las sobras del fast food céntrico, Pablo compartió con recolectores en su camión (casi vomita, hubo un olor que lo mató) y Rafa fue a Lampa con uno que busca fierros para vender. Con cada testimonio y cada acción van datos complementarios. Luego fueron donde los adivinos (Mackenna recibió de Yolanda Sultana el que le vaya bien y un poco de loción de no sé qué; lo de Blanqui con Jaime Hales fue más creíble). En el capítulo de anoche vivieron la experiencia de trabajar en un circo (a Roka, lógicamente, lo bautizaron como el Payaso Piedrita), y tocaron a la mismísima muerte (Blanca presenció una autopsia a una muchacha de 20 atropellada, Pablo fue a un velorio, Cavada fue sepulturero en Playa Ancha y Valbuena fue a una clase de anatomía), lo que no es decir poco, y a unos cuantos les temblarán las piernas. Digamos que este programa es la sorpresa más grata que podría llegar a nuestros ojos, que no quieren cualquier cosa. Y crecerá la contundencia con el paso de los capítulos. Lo reza el lema: únete. Eso haremos.