30 enero, 2007

PUNTEOS, LOOPS Y DEMASES: avanzando en belleza e intensidad

MANUEL GARCÍA + DORMITORIO + MATORRAL
Centro Cultural de España
viernes 23 de enero

El conjunto de presentaciones formaba parte de un encuentro de música autogestionada, el cual incluyó exposición de fotos, la pasada en adelanto de documentales (Solución, en torno a bandas de rock ligadas en parte al sello Algo; y Al Unísono, seguimiento a esos beautiful boys que son Javiera Mena y Gepe -no me pude topar con el último, qué penita-) y una venta de discos.

Aparecieron entonces, representando a tres facciones importantes de la edición disquera indie local, Manuel García (Alerce, casa con mucha experiencia), Dormitorio (por Quemasucabeza) y Matorral (de Cápsula, el mismo sello que publica a Leo Quinteros). García, frontman de Mecánica Popular, mostró lo que habita en PÁNICO, su debut solista, donde él se luce como un Silvio Rodríguez criollo, pero a nivel propio, convincente. Se dejó acompañar por un trío femenino de cuerdas, miembros de la Orquesta Sinfónica Juvenil de la Universidad de Concepción, y aprovechó de bromear con ellas. Manuel avanza en belleza, y lo tiene más que claro. En su boca y sus dedos la trova luce tan fresca como siempre.

Turno para Dormitorio más tarde. Felipe Cadenasso (Matorral) los ayudó a encender el amplificador para no demorar más. Entregaron un pop rock de factura etérea y triste, donde las letras se quedaban cojas un tanto. Se me vinieron a la cabeza los patrones de ciertas bandas españolas, léase Sr. Chinarro, Los Planetas y Clovis (¿virtud o defecto?, ud. decide), fuera de advertir que en "Boris" hay unos acordes entresacados de The Smiths. A mi lado, caras aburridas tras 5 temas. Quizás no era necesaria tanta tristeza...

Matorral cerraron la velada, satisfaciendo a una parte del respetable que deseaba más rock action, naturalmente fans acérrimos de la banda. Comenzaron tocando un largo instrumental que por sí mismo era una declaración vía la guitarra del ya citado Cadenasso; continuaron con las líneas cantadas hasta dar con el dramatismo más efectivo del que se pueda tomar nota. El cabeceo de algunos era el signo más notorio de aprobación, contagioso por demás. Si Manuel García llegó a vencer por preciosismo, este trío eléctrico lo hizo por intensidad, la que hay que saber usar.

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