INFOLIOS DE ESTE TIEMPO Y OTROS: Symns se bebe la vida

Enrique Symns tiene claro que su pasada por Chile no fue menor en su currículum. Algo nos dejó mientras tuvo contacto con El Rumpy, Los Tres (escribió junto a Vera Land una biografía que al final no fue autorizada por los de Álvaro Henríquez, pero igual salió el 2002) y Marcelo Cicali, dueño del Bar Liguria, entre otros. Una buena dosis de sus artículos está presente en LA VIDA ES UN BAR (Cuarto Propio, Colección de la Calle, 2000). Este hombre falto de dientes, pero no de vibración en su pluma, muestra su pericia de varias formas: cuestionando al mundo y al lenguaje (revelador resulta el prólogo, cuando narra su experiencia fallida de ir al colegio), tirando líneas de malditismo que llegan a brillar como lo que Rimbaud hacía, expresando su posición ante la fallida guerra Chile vs. Argentina y ante el conflicto Palestino, recordando en doble ración a Borges (textos aparecidos el 99 en Las Últimas Noticias y El Metropolitano), haciendo lo mismo con Jack Kerouac y William S. Burroughs... Varias veces Symns ha practicado el arte de ocultarse en otras identidades como las del Licenciado José Luis Galeano (subrayable "¡Guerra al amor!"), Jorge Aón, León Nerón (quien firma el texto que titula el libro, el deambular de un pobre hombre por cada bar, huyendo de las responsabilidades) y una piba llamada Elsa Cicuta, supuesta groupie que se acostaba con los rockeros argentos y contaba impudicias (su texto se llama "Festivales de rock: Tolstoi tiene la culpa") . Por ahí encontramos un prólogo que le hizo a una edición traducida de Charles Bukowski en 1993, "Por los decorados de la pesadilla", uno de los mejores momentos de LA VIDA ES UN BAR. Ahora que el hombre da vueltas de forma muy piola por Buenos Aires (a la Rolling Stone chilena de octubre pasado dio una entrevista), hay que seguir valorando estas visiones locas, ebrias.