MINIMALIAS Y MAXIMALIAS: Poesía/Cámara/Acción, la toma final

La saga de lecturas poéticas de este mes de julio, Poesía/Cámara/Acción, realizadas en la SECH, terminó el día de ayer con un Víctor Hugo Díaz satisfecho por lo sucedido en cada una. Diría que en un miércoles lluvioso necesitábamos palabras capaces de abrigarnos, de envolvernos en el sentido preciso. Eso dieron frente al micrófono quienes estaban. Nicolás Said, otro pupilo de la Fundación Neruda, estuvo mucho mejor que sus compañeros de las sesiones anteriores: sus versos conmueven, poseen imágenes como símbolos a los cuales es difícil aferrarse, justo lo que se pide muchas veces. Ya quería que no soltara el galope. Valioso, pues. A continuación llegó Gladys González, con lo que ya le conocemos, el repertorio terrible de GRAN AVENIDA, momentazo de la poesía chilena modelo siglo XXI; lo que las calles, los paraderos, las habitaciones y todo lo que habita dentro pueden significar, sea amor o dolor o ebriedad, el reverso sucio pero con algo de ternura, la menos usual. Mientras ella leía, alguien apagó algunas luces, y pensé: es lo más propicio para esto. Saberse "Hilo rojo" (antes también conocido como "Me duele" o "Debo decir") aunque sea en parte es lo más provechoso, igual cosa con "Paraíso" (Aquí no hay glamour/ni bares franceses para escritores...) , este último no incluido en la lectura presente. Después vino Rafael Farías, ofreciendo un fragmento de un texto más extenso, con referencias a la historia de Santiago, a La Quintrala e incluso ¡Britney Spears! Cerró Héctor Hernández, leyendo parte de lo que está en su primera antología, PUTAMADRE, zigzagueo habitual en él, respetable. Las cajas de merlot últimas fueron bebidas y ahora sí que no hay nada más que hacer.