04 febrero, 2018

CARTA ABIERTA A LANA DEL REY


Querida Elizabeth:

Tras enterarme que a la salida de tu último concierto en el Amway Center de Orlando un mal llamado "fan" tuyo, un stalker de mierda llamado Michael Hunt, quiso secuestrarte y hacerte daño, anticipando su jugada nefasta a través de Facebook diciendo que él te ama y que eres su reina, bla bla bla bla, cosa que se evitó por suerte, creo justo dedicarte unas líneas para hacerte saber que me importas hace mucho tiempo.

La primera vez que supe de ti fue leyendo un ejemplar de la desaparecida revista chilena Extravaganza!, donde recomendaban tu canción "Born to die". Allí pensé que eras una chica que se hacía llamar Lana del Rey en honor al disco AMOR DEL REY (2008) de Jiminelson, proyecto del cantante Gustavo León que se ha movido en los terrenos del rock, el blues y el country. Estaba equivocado. Tú eres una american girl de tomo y lomo, alguien que ama su bandera no con el tufillo lamentable de los republicanos, sí con el espíritu digno de quien quiere creer en los signos más luminosos de Norteamérica. Por algo cada vez que veo la bandera de Estados Unidos flameando lo primero que viene a mi mente eres tú. Lo de tu nombre de batallas artísticas es por Lana Turner y por el auto Ford del Rey. Me quedó claro. Luego sintonizando Radio Duna, Marcelo Comparini presenta en un programa tu "Video games". Me enamoro de tu voz de inmediato. Empiezo a creer en ti. Y siento algo de molestia cuando en otro programa de esa misma radio alguien califica tus melodías como "música de supermercado", en sentido altamente despectivo. El mismo ardor negativo me quedó cuando Juan Manuel Freire en la revista española Rockdelux remató la reseña del álbum BORN TO DIE (2012) diciendo que cualquier adolescente española barriobajera (choni fue la palabra precisa usada) era mejor que tú. Paparruchas. Ese primer disco oficial (en 2010 lo intentaste más under the radar) era un debut digno, con la parte lenta y triste como lo mejor, más algunos aciertos en el lado un poco más movido ("Diet Mountain Dew", por poner un ejemplo). Ya estabas marcando presencia en la cultura pop del mundo. PARADISE, ese mini álbum, fue la secuela inmediata donde tuviste el arrojo de decirle al que se cruzara que tu sexo sabe a Pepsi Cola, a guaraná, en la espléndida "Cola". Esa seguridad fue mayor en ULTRAVIOLENCE (2014), disco todavía más sad, con algún apunte victimista tipo él me aforró y lo sentí como un beso. "Shades of cool" te dejaba en el mismo paradero de grandes voces ensoñadas como Hope Sandoval (Mazzy Star), Liz Fraser (Cocteau Twins) o Harriet Wheeler (The Sundays). Y seguro que en la edición de lujo metieras algo como "Guns n´roses" era un guiño cómplice a tu amiguete Axl Rose, compañero de idas a comer. Al año siguiente estaba HONEYMOON (2015), al que le di menos bola (con suerte llegué a escuchar "Music to watch boys to"), pero ya habrá tiempo de llegar a él, aunque una parte de mí me grita a lo Cortázar que tenés que apurarte y esto no te lo dan de arriba (o como dice Jaime Baeza: Tanta buena música, y tan corta la existencia para darse cuenta). El 2017 que nos dejó empezó el cacho de ver a un líder cuestionable como Donald Trump en la Casa Blanca, y tú en un surco de LUST FOR LIFE cantas que a pesar de los vientos de guerra tú sigues bailando. Igual se sale adelante, te contagias un poco con la fiebre del trap, te juntas con Sean Lennon, y con The Weeknd creas un himno tan sexi que por lo alto parece un nuevo "Je t´aime... moi non plus" (Serge Gainsbourg & Jane Birkin), con los papeles cambiados: tú eres la dominante, la que le dice a él que se saque toda la ropa, la que quiere que los dos le saquen brillo a las letritas del cartel de Hollywood en el nombre del placer. Hay algo en tu manera de hablar del amor que me fascina. Pienso en "Young and beautiful", tu aporte a la versión hecha por Baz Luhrmann de EL GRAN GATSBY. ¿Me querrás todavía/cuando ya no sea/ni joven ni bella?, preguntas. Si yo estuviera contigo lo más probable es que te diría que sí. O en la propia "Video games", o cómo hablar de enamorarse de un pobre diablo que no te da bola, que se lo pasa con la X Box y las cervezas, la cruzada Homero J. Simpson; sin embargo siempre está tu entusiasmo, tu tossuderia como dicen en Catalunya. Todo el rato te digo:/el cielo es un lugar en la tierra contigo/dime todo lo que quieres hacer/escuché que te gustan las chicas malas/-Cariño, ¿es cierto eso? Vive Dios que así es. Me gusta sumergirme en las altas olas de tu manera de cantar y de escribir. Y no te sicosees, Lanita: eso del supuesto plagio a "Creep" de Radiohead es una pajolería innecesaria, fue una casualidad. Tú eres inocente siempre. Tú eres alguien a quien quiero conocer. Y las posibilidades de seguir infectando el aire de la comercialidad musical no se agotan. Las remezclas te pueden seguir favoreciendo, como las del francés Cedric Gervais, residente en Miami (su toque future trance para "Summertime sadness" y la citada "Young and beautiful" es un killer seguro). Sé que debes estar temerosa por ese bastardo. Yo soy de los que quiere que sigas siendo feliz y haciendo las mejores canciones posibles. Espero que tu segunda venida a estas tierras de Violeta, Víctor, Nicanor, Neruda, Bonvallet y Alexis Sánchez sea grata. El Lollapalooza chileno te recibirá con los brazos abiertos. No podré estar allí, pero igual en esta misiva te dejo mi beso apasionado y respetuoso. Gracias por todo, amada Lana.

Se despide un fan atento,

Swan Puaj.-

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