10 agosto, 2017

PUNTEOS, LOOPS Y DEMASES: a Antonio Birabent tampoco le gustaba la lluvia

En este momento llueve. Qué va. Existen muchas canciones que hablan de la lluvia o la mencionan. Y varias de ellas son magníficas. Las han entregado gente de la clase de los Beatles, Madonna, Guns N´Roses, Soundgarden, Jet Lag, Placebo, The Cure, The Beta Band, Mon Laferte, Blind Melon, Angie Stone, Nicole, Bruno Mars, Gepe... Pero también hay algunas que la ven como un elemento negativo. En "Rainy days and Mondays", los Carpenters decían que los días lluviosos los deprimían. Y en el caso que traigo a colación ahora, el argentino Antonio Birabent, a la altura de su álbum debut, TODO ESTE TIEMPO (1994), la consideraba un elemento poco o nada inspirador, derechamente molesto. Puesto que un servidor detesta la lluvia cual Pitufo Gruñón por cuestiones prácticas, porque impide el goce de salir a la calle con un libro en la mano, porque puede echar a perder cualquier plan de salida, porque obliga a poner lavatorios y bacinicas para contener las goteras (por eso mismo, cuando en el reality Año 0 los participantes tenían que arreglárselas para capear la lluvia en el refugio, una parte de mí se regocijaba diciendo: así me gusta que los hueones de la tele sepan lo que es estar un día de lluvia mamándose las goteras, ja), porque obliga a poner ropa sucia o diarios para contener la humedad, "A mí la lluvia" resulta ser un himno sobre cuán molestas pueden ser las precipitaciones. Si son suavecitas y breves no hay problema, pero cuando se largan son un cacho de mierda. Y lo peor viene después: las mañanas y las noches muy frías. Qué le vamos a hacer. Hagamos del canto de Birabent nuestro canto en estos momentos.

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