16 junio, 2013
MINIMALIAS Y MAXIMALIAS: la nueva vida de Natalia "Arenita" Rodríguez como vendedora de seguros
Fue tema del viernes pasado en Revista M de Las Últimas Noticias, y también en un bastante digno capítulo de PRIMER PLANO (donde al principio estuvo Pablo Ruiz hablando de su homosexualidad, y también hubo notas sobre el juicio contra Johnny Herrera, el cada vez más cercano matrimonio de Diana Bolocco y Cristián Sánchez, y los sueldos de actores de teleseries). Natalia Rodríguez, a quien hemos conocido desde la segunda mitad de la década pasada como Arenita, está transitando por otro camino nada que ver con el de la pantalla. Dejó atrás su etapa de reina pokemona, su difícil relación con Karol Dance, su paso por el extinto Yingo, su caída de un tercer piso (que insiste en aclarar que no fue intento de suicidio) y otras situaciones a nivel de pasteleo, todo para dedicarse a trabajar como vendedora de seguros de carga para la compañía HDI, labor a la cual llegó gracias a su madre, quien la ha capacitado muy bien. El día a día de la Rodríguez actual comprende actividades como llamadas, reuniones con clientes, comidas en Casapiedra y más, luciendo vestidos de ejecutiva muy bellos y sobrios que no tienen nada que ver con las pintas rosadas que manejaba Arenita en otros tiempos. Hasta le queda tiempo para seguir un curso de capacitación, ir a clases de zumba y estar con un novio que no viene del entorno televisivo do estuvo antes. Esta chica ha logrado sentar cabeza. A tal punto que cuando le ofrecieron hace poco estar en un reality show de Canal 13, rechazó la oferta. Eso sí, igual considera hacer eventos fuera de Santiago, pero de otra forma. Un momento muy destacable de lo que Arenita habló con Fran García-Huidobro, Jordi Castell y Nacho Gutiérrez en Chilevisión fue cuando le pusieron las imágenes de la anterior pasada suya por PP, en pleno verano 2010: allí Natalia hacía unas muecas completamente desorbitadas, bailaba moviendo la lengua como si el diablo la dominara, y se reía sola mientras los conductores dialogaban con otra invitada; la razón para ese strange behaviour (Duran Duran dixit) fue que Arenita había tomado ravotril y alcohol en ese rato, mezcla peligrosa que bien conocen otras señoritas como Valentina Roth y K3l Calderón. La actual Natalia se reía de ese exabrupto suyo. Cómo no. Me alegro de ver que Arenita Rodríguez esté bien y haciendo algo noble, alejándose de momento de esa hoguera de vanidades y amistades por interés que puede constituir cierto entorno televisivo. En algún momento, Nicolás Copano le había redactado una carta abierta a través del extinto diario La Nación, aconsejándole que se alejara de las cámaras y sus luces. Tardó un poco en considerarlo, pero lo hizo. Parece que esta sí es la verdadera dulce vida de Arenita.
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