PUNTEOS, LOOPS Y DEMASES: el rito multidireccional de Peter Broderick

Hace bien Peter Broderick, norteamericano oriundo de Portland, Oregon, integrante del grupo danés Efterklang, en pensar que internet influye negativamente, causando que la gente se salte un rito muy necesario: el de escuchar álbumes completos. Por eso el título de su última producción es también la dirección web de la misma: http://www.itstartshear.com (Hush/Bella Union, 2012), donde agrega a las canciones mismas notas explicativas. Con todo ese material sobre la mesa, Broderick, a quien podríamos catalogar como un neoclásico heterodoxo al nivel de Keith Kenniff (Helios, Goldmund) o Sylvain Chauveau, manejándose bien en las pistas de cámara y en el folk cantado, se manda un disco que apunta a varias direcciones llamativas sin perder el tino, rozando los arreglos de cuerdas, el country folk, el slowcore, el post rock o el rap desprejuiciado, con la ayuda en las consolas y en la instrumentación del alemán Nils Frahm, socio suyo en el proyecto Oliveray, quien lo insta incluso a cantar en lengua teutona, lo que pasa en "Bad words". A la hora de elegir lo más valioso de este itstartshear.com, puedo inclinarme por: la inicial "I am piano"; "A tribute to our letters writing days", inspirada en el recuerdo de una ex pareja y de las cartas que se escribía con ella; "Blue", una canción que hace 20 años grabó en un cassette su padre Steven, y que Peter retoma con mucho cariño; "It starts hear", indie rap con pasta de hit ideal; "Asleep", pieza en la que muchas voces se unen como un río para honrar la memoria de un amigo que falleció ahogado, la cual le hace collera al "Fuck me" de Yann Tiersen en crescendismo y emoción; "Colin", dedicada al hermano del citado Keith Kenniff; y "Everything I know", cuyo punto de partida es un simple rayado en un baño que decía: Probablemente eres estúpido, lo cual lleva a Peter a repensar la vulnerabilidad de sí mismo, sus actos y sus palabras. Hechos, imágenes, personas y pensamientos que desembocan en una obra de arte excepcional, donde Broderick se fortalece, y a nuestros oídos les pasará lo mismo, si no se olvidan de cumplir con el rito de oírlo.