17 marzo, 2010

INFOLIOS DE ESTE TIEMPO Y OTROS: Bertoni no sangra por las puras

La última entrega impresa de Claudio Bertoni, descontando la recopilación de versos y fotografías en torno a las mujeres (asunto predilecto suyo) para Ocholibros que es CHILENAS (con prólogo valioso de Rita Ferrer), fue PIDEN SANGRE POR LAS PURAS (Cuarto Propio, Colección Uvas de la Ira, 2009). Se incluyen en este volumen poemas fechados en las décadas 70 y 80, que permanecían inéditos, a excepción de los cuatro versos de "Pubis", cedidos por Claudio a la antología GUTIÉRREZ (se hace referencia en "Mendoza"), y muy destacados en la contratapa de este volumen. La primera sección concentra momentos escritos y vividos en París, entre la contemplación sin sorpresa de sus techos, el comer y beber convirtiéndose en la hostia de un rito, la lujuria plena (aquellos calzoncitos de cuando tenías 12 años que te ponías/cuando hacíamos el amor) y los guiños sutiles a Julio Cortázar ("Algo es algo", "Adiós"), Antonin Artaud y Georges Bataille (las dos versiones de "Loco"); cuando el individuo regresa a su tierra, le da por cantar "My way" al estar en Viña del Mar, como se lee en "Campanario". La tercera está muy tocada por el sufrimiento y la presencia de la muerte: estremecen el llanto al saber del ídem de Richard Avedon, al ver material sobre niños judíos y palestinos, al escuchar a alguien cantar un tema de Myriam Hernández; la certeza de que más temprano que tarde/dará lo mismo haber sido Jesús/Bill Gates o un tarro de Nescafé; la constante reflexión sobre dar o no sangre, de seguro motivada por esos avisos de utilidad pública en Canal 13 durante 1984; el recuerdo de Cortázar nuevamente, el de William Hurt, Roberto Bolaño, Allen Ginsberg, Jorge Teillier, Rodrigo Lira, Eduardo Alquinta, Jacques Prévert, Samuel Beckett, Jacques Derrida, Gonzalo Millán y Georg Trakl; y las notas suicidas, precedidas por una enumeración que acaba en disparate ("Estás vivo"). Otro elemento recurrente en estas más de 110 páginas es la prosa semiautomática, tal como Bertoni la ha ocupado hasta en sus columnas para The Clinic, arma mortal que llega a su momento máximo en "Bach", el único texto de la sección IV y final; "Pizza", "Superman", "Diario de vida", "Ayer" y "Animita" (los dos últimos son parte de la sección II, junto con "Merci", "Tengo 38 años" y el propio "Mendoza") son algunos otros en tal tenor. Bertoni no sangra por las puras en sus poemas: lo hace capturando la cotidianeidad suya, con risas y llantos que suenan claros e indiscutibles. Gracias de nuevo, Claudio.

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