MINIMALIAS Y MAXIMALIAS: Carta abierta a Carolina Castro-Zamorano

Querida Carolina, muy estimada blogger:

En el presente día que redacto esto mi ser está preocupándose por la suerte de personas cuya salud está muy afectada, una de ellas está en un hospital; la otra es parte de mi familia y permanece guardando cama. Todos estos últimos minutos, mientras terminaba de trabajar, los ocupé pensando en la fragilidad que puede radicarse en algún humano, y de paso en la mía.

Tú, lo sé a través de tu memorable espacio, te encuentras en el lado francófono de Europa. Hace días que te anoté mi deseo de escribirte en este formato, en el que se puede torcer el lenguaje para que el método y lo emocional salgan juntos y se besen. Lo cierto es que me siento ultra reconfortado de estar leyendo tu blog, de entrar por unos minutos en ti aunque sólo haya visto tu rostro en una foto de Las Últimas Noticias, de saber que la sensibilidad puede parir cosas simples y encantadoras. Como para considerar esa fragilidad de la que hablé en el párrafo anterior y hacerla crecer con cada canción de Brel o de Jagger, o con las idas y vueltas en un bar o café, o sencillamente contemplando lo visible, que varias veces señala otras cosas con tal de invitarnos a ser parte del desconcierto más tierno. Me hace feliz saber que existen seres mágicos que no necesitan de lo pretencioso para encantar... y cada quien talla su camino como puede.

Gracias por todo, Carolina, si es que no lo dije tan claro. Disfruta los días que vives en esa latitud otra, que yo me encargaré de vaciarme y llenar mis líneas, y podrás, si lo sigues deseando, atisbar cosas desde mi naturaleza que ya sabes como es. Y no dejo de pensar en alguna vez hablar contigo si regresas a esta tierra tricolor. Tú verás. Y sentirás, pues.

Se despide con una sonrisa aproximada,


Juan Bascur Núñez.-