INFOLIOS DE ESTE TIEMPO Y OTROS: "algo así como un beat correntino"

He estado leyendo últimamente a un poeta argentino cuya propuesta se acerca al alarido de los beatniks: Martín Alvarenga. CANTANDO COMO SI NACIERA (Carlos Lohlé, 1977) es un poemario que se va desarrollando en torno al lenguaje común, la afirmación de la escritura, cierta mirada a lo indígena y varias cosas más. Parte y finaliza con textos breves, mientras que en la parte intermedia nos encontramos con cantos que usan la escritura automática y, por eso mismo, llevan a contemplar un territorio abismante; he aquí donde Martín peca de hostigoso y de algo que le pasaba también a Pablo de Rokha cuando escribía: abusar del verso libre. A pesar de esa observación, CANTANDO... queda bien parado, haciendo gala de su deseo cosmogónico y panóptico. Aunque le deba a Ginsberg, por ejemplo, el autor sabe que eso no redime tanto: Acaso pensabas que Allen Ginsberg te daría un pedazo de pan?/No querido, ni Allen ni nadie. Ni siquiera escapa a la hora de ver, como dice en "Carta para Luvio", que todas las cosas son frágiles: el amor, las plantas, ese gato que cuido o aquel pájaro entre rejillas blancas o esa memoria gastada desde la última vez que vi a mi hermano vivo... Las menciones musicales tampoco son mezquinas, si Charlie Parker, Tina Turner y Cannonball Adderley (citado por Martín como Cannoball) junto al sonido de un tambor o de varios tambores hacen eco en estos escritos (qué me importan los discos ahora?/tengo bafles en las orejas/y sintonizo mi corazón a todo volumen/el mundo habla por mí). Hay por ahí un par de guiños a Vicente Huidobro: "Preservación del poema" se muestra como un hábil manifiesto que mezcla prosa y verso sin problemas; el otro momento así es el cierre de "Cigarro de ciencia-ficción": mi cigarro es un tractor mudo que ríe/en la cara de la muerte. Alvarenga es aquel que en su indagación desmesurada y bárbara tiene claro algo: la cuestión es que este ojito/sigue siendo tan fresco/como cuando empezó a ser ojito.