17 mayo, 2021

punteos, loops y demases: más accesibles que nunca

MOGWAI - As the Love Continues (Rock Action Records/Temporary Residence, 2021)

/post rock/ En febrero pasado, los escoceses Mogwai celebraban 25 años de su primer 7": Tuner/Lower (1996). Y fue el momento preciso para mostrarle al mundo un nuevo álbum, donde vuelven a contar con aliados importantes como el productor Dave Fridmann (Mercury Rev, los Flaming Lips y Café Tacvba son otras bandas que han confiado en su savoir faire) o Tony Doogan. La elaboración de AS THE LOVE CONTINUES estuvo muy marcada por la distancia en plena emergencia sanitaria, con sus integrantes coordinándose vía Zoom, en una cruzada que tuvo como refuerzo estelar a Atticus Ross, mano derecha de Trent Reznor en Nine Inch Nails, operando desde California para encajar lo que tocaba una orquesta en ¡Budapest!, algo que se aprecia bien en el tema "Midnight flit".

Todos quienes son devotos de ese rock instrumental aventurero (para no insistir en decir "post rock", que a nuestros protagonistas eso les causa algo de tirria) saben lo importante de producciones como YOUNG TEAM (1997) o ROCK ACTION (2001), lo remecedora que ha sido la dinámica entre la calma tensa y la agresión sónica casi metalera (la herencia de Black Sabbath, Earth o Sleep; sin olvidar la huella de Slint y su SPIDERLAND -1991-) y lo particular de ir oxigenando los detalles con sintetizadores cósmicos, algo que era evidente en RAVE TAPES (2014). Los que observan a Mogwai con más distancia dirán que estos hombres de Glasgow ya se repiten, que ya no asustan tanto, que no suyo es parte del paisaje musical independiente en tiempos donde la papeleta "indie" pierde terreno frente al ciclón urbano/perreable (vamos, que hasta Super 45 le ha hecho un queque a J Balvin)... Lícito dudar a veces, pero si se le presta atención a los 11 cortes de AS THE LOVE... la sensación es de un cuadro sumamente sólido, donde está lo que se conoce, al mismo tiempo enigmático, inquieto y más accesible que nunca. En esa dirección van la armonía de "Dry fantasy" (¿refrito estupendo de "Auto rock"?), el refugio noise pop de "Ritchie Sacramento", el toque casi New Order de "Supposedly, we were nightmares" o la tromba sin atenuantes de "Ceiling Granny" (violencia no tan lejana a "Glasgow Mega-Snakes"; y déle con acordarse del MR. BEAST -2006-). Más propias de la espesura marca de la casa son "To the bin my friend, tonight we vacate earth" o las más extensas (7 minutos y poco más por cabeza) "Drive the nail" y la cúlmine "It´s what I want to do, Mum".

Mogwai en plena era COVID vuelven a entregar un disco realmente valioso, el fruto de ese amor que continúa presente en cada acorde mínimo o máximo, o incluso en la imagen borrosa del gato en la portada. Tan acertado que casi suena apto para todo el que lo oiga. Y esto no es en vano: gracias a él los escoceses llegaron a liderar por un rato las listas británicas de álbumes, algo que para ellos es totalmente surrealista, pero al fin y al cabo es el reconocimiento justo tras años de lucha. A brindar por ellos. 

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