MINIMALIAS Y MAXIMALIAS: la injustificable represión a la Tía Pikachu

Desde los días del estallido social chileno, una mujer ha aparecido en los medios de una manera muy lúdica y sana. Me refiero a Giovanna Grandón, conductora de un furgón escolar que es más ubicada como la Tía Pikachu, ya que en varias manifestaciones se ha dejado ver bailando disfrazada de Pikachu, personaje de la serie animada nipona Pokémon. Ayer también llegó a Plaza de la Dignidad, pero tuvo que enfrentar un trato denigrante por cuenta de funcionarios de Carabineros, quienes la trataron de llevar detenida, la patearon, le rompieron el traje, le tiraron gas pimienta y hasta recibió un puñetazo. En una nota reciente para el diario La Tercera, Giovanna afirma que con su rutina pretende alegrar el ambiente. Y eso se nota. Pero por desgracia hay elementos que se sienten con el derecho de reprimir a como dé lugar, empujando hacia el Rio Mapocho, disparando a los ojos, rompiendo semáforos. La violencia en manifestaciones no sólo es causada por humanoides que no saben ni del piñén, como seguro el INFORME ESPECIAL (TVN) de hace unos días quiso exponer (la diputada Pamela Jiles volvió a darle duro a Santiago Pavlovic a propósito de ese reportaje). También la avivan estos pacos vampiros, alienados, entrenados como perros que creen en la lógica de nosotros v/s ellos. No se justifica el calvario que se tuvo que mamar la Tía Pikachu ayer. Ella es alguien respetable. Alguien que espera aportar en cada desafío.