INFOLIOS DE ESTE TIEMPO Y OTROS: Óscar Espinoza Valenzuela, desde la magia del Norte Chico

Óscar Espinoza Valenzuela es un poeta oriundo de Talcahuano, criado en Coquimbo y que actualmente reside en Illapel. A fines de los noventa fue uno de los fundadores del Movimiento de Creación y Difusión Literaria del Choapa, y ha sido miembro del Centro de Proyección Cultural de esa misma zona de un Norte Chico que de una u otra manera aporta su tonalidad, su viento, su paisaje a muchos de sus escritos, como los de PRINCESAS DIAGUITAS EN EL SILENCIO DEL CHOAPA (2010) y los del reciente POESÍA MÁGICA MODERNA (Cuarto Propio, 2012), donde, como destaca Paloma Bravo en la contratapa, hay una lectura del hoy, de lo cotidiano, de lo extraordinario. Lo cual le permite a Espinoza ahondar en dolores individuales ("Estoy prohibido", "Resiliencias", "Luto"), dolores colectivos ("De los amedrentados es el reino de los cielos", "Tata"), dolores de la tierra misma y su fauna ("La terrible contaminación", "Chinchilla Laniger"), objetos guardados bajo siete llaves clandestinas ("Bajo siete llaves"), momentos amatorios ("Mágico", "A las 3:00 de la mañana", "¿Y quién me dice lo contrario?", "Desconocida"), cantos de resistencia ("Poesía del desarme", "A Bruna, nuestro desaparecido"), cantos a "La muerte", ejercicios orientales ("20 haikús de abril", "Aguas subterráneas"), el retrato de un "Viejo, muy viejo" que puede conmover tanto como "El viejo comunista" de Manuel García, el descontento actual en "Relativo al poder relativo" (nótese cuando repite se puede, lo cual remite a un slogan de Sebastián Piñera en su campaña de primera vuelta) y unos cuantos manifiestos que no están de más: "Los poetas de Choapa", "¿Qué es un poeta?" y "La suma de los valles". Poesía mágica, sí, emocionada, de dicción cristalina y necesaria para hacerle frente a la post-posmodernidad invocando a todas las fuerzas nobles, motrices e inmóviles que están con el individuo. No quiero olvidarme tampoco en esta nota de lectura de esas "Coplas de mi pueblo" que validan el sentimiento del poeta y su gentío, y menos de "Tu nombre me aterra tanto", cadena de tercetos que habla de un miedo a un ser que no es cualquiera: Todo me aterra, me aterra tanto/que sólo suprimo/tu nombre santo. Parte de la magia que Óscar valida en su segunda obra, y bien merece ser compartida.

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