PUNTEOS, LOOPS Y DEMASES: para escuchar y bailar

DIOSQUE + JAVIERA MENA
Centro Cultural Matucana 100
miércoles 1 de agosto

Segunda entrega y final de un encuentro chileno-argentino organizado por Quemasucabeza, que en julio pasado tuvo a Coiffeur y Gepe en el mismo escenario. El primero en subir anoche fue Diosque, responsable de álbumes como el reciente I CAN CIÓN, que gracias a la ayuda de Daniel Melero distribuyó Sony BMG. Partió haciendo viñetas de indietrónica glitchy con un portátil, para luego incluír a un guitarrista y un batero, desgranando pedazos de indie rock con letras mínimas y retorcidas, agregando el son de su guitarra electroacústica y una voz a desgana, casi infantil, un tanto deudora de Daniel Johnston. Si en él la canción, se expresa desde ese título, es un ay del ser, las hay sobre coleccionistas de basura, sobre aburridos, sobre pelotas, sobre el acto mismo de hacer canciones... Puede pedirle peras al olmo y salir airoso. Buen momento.

Luego llegó el verdadero plato fuerte: Javiera Mena, quien esta vez no se hizo acompañar por Gepe (Daniel Riveros está preparando su actuación pronta en la disco Blondie); no se le echó tanto de menos, salvo para el baile en "Al siguiente nivel". La princesita ralentizó "Cámara lenta" atinadamente, para dejarla en un ejercicio de synth-pop adulto joven, tomando el casiotone muy convencida. Desde el cambio de vestuario y la interpretación de "Perlas", todo se tornó más bailable, con el entusiasmo de ella, animando al respetable a moverse. Así se calentaba el ambiente con "Yo no te pido la luna", "Cuando hablamos" (palo para la chica de teclados y coros: sus armonías en tal número fallaron), la versión house post-ochentas/pre-noventas de "Hambre" (está en la edición japonesa de ESQUEMAS JUVENILES) y "El amanecer", con el agregado de los globos grandotes cayendo. Al final, haciendo caso a ciertas peticiones, se anotó "Supapilapuso", o cómo dejar constancia de la herida digna que la música ha dejado en ella desde niña, y esa música que ella nos regala hace más o menos lo mismo. Javiera está más cerca de la disco que de la introspección, lo dijo ante el autor de esta reseña. Tiene hambre de fiesta. Celebrémoslo.