MINIMALIAS Y MAXIMALIAS: An American Massacre, Again

Nuevamente ocurre en los Estados Unidos de Norteamérica una tragedia. El lunes 16 de abril, la Universidad Tecnológica de Virginia (o Virginia Tech), ubicada en Blacksburg, fue escenario de una masacre que ciertamente supera lo sucedido en Columbine, con dos jovenzuelos disparando como si se tratara de un jueguito cualquiera.

Un coreano residente, quien estudiaba en el recinto, asesinó a más de treinta personas. Y al igual que en la High School del lugar ya mencionado, dio término a su cruel acto suicidándose. Pasan los días y se conocen más detalles respecto al desquiciado (no vale la pena decir su nombre, créanme que no): había estado en terapia por acosar a dos compañeras, escribía poemas y textos dramáticos en extremo violentos (una profesora tuvo el presentimiento de que algo pasaría con sólo leer todo eso), le hacía a un videogame de cierto calibre... Las armas que usó las adquirió en una tienda Wal-Mart (¡glups!). Más encima le mandó imágenes a la televisión de lo que estaba consumando, y escribió un seudomanifiesto donde explica supuestamente lo que hizo, escupiendo sus palabras como un resentido social enfermizo, onda ustedes me obligaron a hacer esto..., y comparándose (vomiten, por favor) con Jesús. ¿Era necesario que la NBC difundiera el material, ah?

Es penoso que un campus universitario, donde la calma y la confianza están presentes, llegue a ser noticia planetaria por culpa de un ser asqueroso que siguió el lado oscuro en vez de sólo concentrarse en su carrera; o sea, perdimos un literato y ganamos (not for so long) un alienado de mierda. Ya, es comprensible la serie de homenajes que deben estar haciéndose y seguirán, las palabras de Bush hijo, el luto con los colores distintivos de Virginia Tech -naranja y burdeos-, pero el problema de fondo no hay que perderlo de vista: in the USA no hay control a la hora de vender y usar armas, cualquier hijo de vecino compra a la vuelta de la esquina una pistola. Para que no pasen más cosas como lo que ya sabemos, no hay que descuidarse; ojalá el poder vuelva a manos demócratas, no puede Norteamérica seguir siendo mal mirada por culpa de quienes no la saben dirigir.