02 octubre, 2006

INFOLIOS DE ESTE TIEMPO Y OTROS: "Buenas salenas cronopio cronopio"

Se pudo ver ayer mismo en UNA BELLEZA NUEVA a Cristián Warnken dialogar con el músico argentino Pedro Aznar; en ese programa se mencionó a Julio Cortázar como un autor favorito del bajista (también lo es Borges, a quien dedicó su álbum CAJA DE MÚSICA), en específico esas HISTORIAS DE CRONOPIOS Y DE FAMAS (Minotauro, 1962). Justamente vengo de revisar esas páginas que Julio Florencio entregó como paso previo a RAYUELA (1963), un tomo tan entrañable como el grueso de su obra, y provisto de un humor inocente y también negro, acercándose a la patafísica del francés Alfred Jarry. La clasificación que Cortázar hace de cronopios, famas y esperanzas no es para tomarla como un esfuerzo sociológico y rígido: es un espejo de nuestras precisiones y distracciones, el momento en que todos creen estar hablando lo mismo pero se engañan terriblemente, como pasa en "El almuerzo". El que haya leído esto recordará bien la partida con el Manual de Instrucciones, incluyendo las mismas para dar cuerda al reloj (objeto peligroso), las para llorar o subir una escalera. Para qué decir del cuento kafkiano "Simulacros", las "Posibilidades de la abstracción" (la verdadera droga, como diría Sisa), "El diario a diario" y el único poema habido aquí, "Tristeza del cronopio", donde aquél se muestra descarnadamente triste y desdichado. Nada mejor para nosotros, más cronopios que nadie, que leer a Julio.

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