23 septiembre, 2022

MINIMALIAS Y MAXIMALIAS: especular con la salud mental del Presidente Boric es un pésimo propósito

Tras el triunfo del Rechazo (62%) sobre el Apruebo (38%), en este lugar llamado Chile las cosas siguen tensas, crispadas. El portazo categórico a la propuesta constitucional en el Plebiscito de Salida afectó, indudablemente, en La Moneda. El Presidente Gabriel Boric movió fichas en su Gabinete, sacando a Izkia Siches Pastén del Ministerio del Interior, y poniendo en su lugar a Carolina Tohá. En estos días posteriores a la celebración de Fiestas Patrias, el gobernante se encuentra visitando Nueva York, con el fin de participar en la Asamblea de la ONU, donde entregó un discurso en el cual se refirió a la desigualdad existente en Chile durante los años posteriores al fin de la dictadura pinochetista, haciendo guiños a Salvador Allende.

Dejo a otros el trabajo de analizar si Boric tiene o no razón en ver el vaso medio vacío, o en usar la papeleta allendista con intención sampledélica. Me quiero detener en algo que me preocupa al menos desde cuando Gabriel era candidato. Se habla en distintos lugares de las complicaciones de salud mental que estaría enfrentando el Presidente. Y peor que eso: en ese cajón de sastre digital llamado Twitter hay personajes que se creen con el derecho liviano y gratuito de especular con malicia, de esbozar diagnósticos sobre un cuadro de esto o aquello, y relacionarlo con la supuesta incapacidad para gobernar del Presidente Boric. Estamos en un momento delicado, complicado, donde este país ha enfrentado un estallido social (momento traumático para todos, sea como sea) y la emergencia sanitaria, y el segundo mandato de Piñera fue errático por completo, reprobado hasta por quienes votaron por él. Corresponde dar una señal de respeto al actual Gobierno, guste o no, se compartan o no sus directrices y sus planteamientos. Por lo mismo, festinar y denostar la salud mental de Gabriel Boric Font es un acto de poca o nula empatía, de baja estofa. Eso pone una vez más sobre la mesa algo que es un defecto típico del chileno promedio(cre): burlarse de los trastornos del prójimo, como si eso se eligiera o fuera motivo para satanizar o juzgar duramente. Sólo un facultativo puede dar diagnósticos. Los demás sólo podemos dar opiniones o interpretaciones, ojalá bien fundamentadas. Evitemos este pésimo propósito. Cuidemos la democracia, para que el populismo no entre de lleno, ni con milicias derechistas, ni con ultrones proletarios, ni con libertarios payasos. 


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